Publicación #58

La emancipación, por Fernando de Trazegnies

Fernando de Trazegnies Granda

2018-08-06

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"Acabamos de celebrar una vez más nuestra Independencia nacional. Casi han pasado 200 años desde la primera vez que gritamos "¡Somos libres!". Es una conmemoración sagrada porque es la fecha en que el Perú se reconoce haber nacido como país por ese matrimonio entre la cultura española y la cultura andina y considera que ya está en aptitud de vivir por su cuenta, libre e independiente, como quien ha alcanzado la mayoría de edad".

Acabamos de celebrar una vez más nuestra Independencia nacional. Casi han pasado 200 años desde la primera vez que gritamos "¡Somos libres!". Es una conmemoración sagrada porque es la fecha en que el Perú se reconoce haber nacido como país por ese matrimonio entre la cultura española y la cultura andina y considera que ya está en aptitud de vivir por su cuenta, libre e independiente, como quien ha alcanzado la mayoría de edad.


Por eso me gusta mucho la palabra Emancipación. Los hijos se emancipan cuando llegan a la mayoría de edad y se liberan así de la patria potestad y de cualquier clase de subordinación o dependencia jurídica. Puede mantenerse y hasta incluso desarrollarse el afecto a los padres; lo que, en la práctica, sucede. Pero la relación es ahora de otro tipo: ya no se necesita enseñar al joven la forma de desarrollar su vida. La Emancipación Nacional supone que el país ya llegó a su mayoría de edad y no requiere ser gobernado por sus padres culturales: ya no le corresponde ni necesita simplemente recibir sino que ahora tiene la libertad -pero también la obligación- de gobernarse por sí mismo y de desarrollarse en la mayor medida para beneficio de todos sus ciudadanos.

El Perú, como tal, es el resultado de fusiones de culturas muy importantes. Somos hijos de nuestro padre español y de nuestra madre andina. Podríamos remontarnos hasta los romanos por el lado paterno y hasta los Cupinisque o los Paracas Necrópolis por el materno. Todos los encuentros que se siguieron a partir de esas épocas remotas fueron muy importantes en su época y tuvieron diferentes resultados. Pero para nosotros, para los que vivimos en la época actual, el Perú es producto de la fusión de todo ello a través de la unión de las dos grandes culturas que se encontraron en un momento relativamente cercano de la Historia: la cultura inca y la cultura española. Y es así como se forma nuestra Patria con el aporte de ambos lados. Este tipo de fusiones pueden ser muchas veces violentas: la historia universal lo muestra en múltiples situaciones. Pero lo importante es que, a pesar de los choques iniciales, las culturas se integran y van constituyendo poco a poco una nueva nacionalidad. Es eso lo que ocurre entre nosotros desde la Conquista hasta la Independencia. Es este un período de gestación donde se va forjando el peruano actual.


Es así como nuestro Perú nació como lo conocemos ahora, con una identidad propia; heredera de las culturas que, mezcladas en las diferentes etapas de la Historia, dieron lugar al nacimiento de nuestro país. Pero incluso, después de la Independencia, hemos seguido recibiendo contribuciones culturales importantes como las aportadas por los italianos, los chinos, los japoneses y otros.


Un aspecto que debe tomarse muy en cuenta es que el mestizaje está presente en todas partes del planeta. No hay cultura en el mundo que no sea producto del mestizaje, esto es, fusión de razas, de creencias, de sentimientos y de razones de vivir. No podemos siquiera imaginarnos la cantidad de cruces raciales y culturales que se han producido desde la existencia del homo sapiens hace 150,000 años. Lo que nos distingue a unos de otros no es sino los datos propios que resultan de cada mezcla.


El 28 de Julio de 1846, el sacerdote, pedagogo, político y ex Ministro de Estado, Bartolomé Herrera, celebró en la Catedral de Lima un Te Deum con motivo del Vigésimo Quinto aniversario de la Independencia. En la primera fila de asistentes estaba el Presidente Don Ramón Castilla y sus Ministros; y lo rodeaban los soldados que habían peleado contra España. En la homilía, Herrera destacó la relación del nuevo Perú con la Madre (o el Padre) Patria y manifestó que debíamos agradecerle "sus costumbres, sus leyes, su ciencia, su sangre y su vida", así como la Religión Católica que nos había traído.


En estos días hemos festejado una vez más, esta Emancipación que nos ha colocado al igual que nuestros padres culturales y que cualquier otro país del mundo.